OPINIÓN

“QUE TE VAYA DE CUALQUIER MANERA…”

Por Álvaro Venegas Sánchez

Hijo de tigre… pintito, fallido dicho popular con la realidad en el caso de Lorenzo Córdova.

Su padre, Arnaldo Córdova, todo un personaje de izquierda. Militó en la juventud comunista, luego fue cofundador del Movimiento de Acción Popular y del Partido Socialista Unificado de México (PSUM); por este partido llegó como diputado de la LII Legislatura.

Escribió entre otros libros: La formación del poder político en México, Sociedad y Estado en el mundo moderno, La política de masas y el futuro de la izquierda en México. Varios leímos sus colaboraciones en El machete, periódico del PCM.

Con Lorenzo aplicó muy bien otro adagio: El que con lobos se junta a aullar se enseña.

Hoy 3 de abril, terminaron sus funciones de consejero presidente del INE y se retira en medio de la rechifla e indignación del respetable público, pero llevándose en las alforjas más de 10 millones de pesos. No importa la calidad de su desempeño ni el desprestigio que con él al frente caracterizó al Instituto; lleva lo suficiente para vivir sin apuros económicos.

Regresará a su plaza en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM con aureola de “servidor público ejemplar” que contribuyó al bien de México y por tanto con mérito para ser reincorporado a la nómina cuanto antes para evitarle el desagradable sentimiento que embarga a una persona desempleada. Eso sí, con la amargura de no seguir gozando de prestaciones y salario mucho mayor que el de López Obrador.

Días antes, demostrando vanidad y desprecio a las críticas públicas por el dispendio y la soberbia realizó, gastando recursos del erario, una gira de despedida y autopromoción política por Estados Unidos con propósitos personales. Nada que ver con anhelos democráticos de la mayoría de los mexicanos. Por ejemplo, incluyó en su agenda entrevistarse con Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), un individuo convertido en ariete de la Casa Blanca contra los movimientos progresistas de América Latina y actor internacional promotor de golpes de Estado; ahí está el caso de Perú para quitar y encarcelar al presidente Pedro Castillo.

Nada hay de malo que Lorenzo tuviera o tenga admiración por Almagro y deseos de echarse una platicada. Cada quien sus héroes o referencias políticas e intelectuales. Podría ser, incluso, que el punto de empatía entre ambos sea la simple fatuidad y aprovechar el uso de los recursos públicos para cuestiones banales.

Al primero, el canal 11 recordó a la audiencia la lista de beneficios que obtuvo. Resulta que recibió apoyo económico hasta para gastos de su boda.
En tanto, el uruguayo, sigue envuelto en el escándalo por haber usado la ventajosa posición de secretario de la OEA, para pagar los viajes de su pareja sentimental cuya compañía quiso disfrazar oficialmente de “servicio de asistencia”.

Repito, nada malévolo tiene utilizar un viaje para visitar a alguien; lo incorrecto es gastar el dinero de todos los mexicanos en gustos particulares.
Al exconsejero presidente pocos van a extrañar más allá del INE. Muy pocos, aunque ciertamente poderosos. Específicamente son aquellos que sienten haya concluido su ciclo, ahora cuando más necesitan, porque lo consideraron defensor de la democracia y pieza fundamental para contener el avance de Morena y de las iniciativas electorales del presidente de la República, junto con sus fieles Ciro Murayama y Edmundo Jacobo; éste, por cierto, a pesar de contar con cobertura legal y haber sido recibido con honores al retomar su encargo de secretario Ejecutivo, extrañamente prefirió renunciar.

Sería con ellos, con quienes se acercó y aprendido a aullar, como reza el refrán, donde tendría que refugiarse para proseguir la misión que los une sin tener que portar uniforme de árbitro electoral fingiendo imparcialidad.
En cambio, la mayoría de ciudadanos, es de imaginar estén diciendo, Lorenzo: “que te vaya bien, que te vaya mal, que te vaya de cualquier manera…”

Claro, si llegaran a descubrir anomalías de su gestión y tuviera que enfrentar consecuencias legales pues qué bien, pero por lo pronto lo bueno es que ya se fue.

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