¿Quién fue Topiltzin Quetzalcóatl? El rey que se convirtió en Dios
El culto de Quetzalcóatl fue uno de los más complejos en la antigua Mesoamérica. Dios y hombre, este personaje representó la síntesis de una ancestral tradición religiosa, política e histórica en el México Prehispánico.
A 22 de noviembre del 2024.- Es innegable la importancia cultural y religiosa que tuvo la figura de Topiltzin Quetzalcóatl, prácticamente para todos los pueblos de la antigua Mesoamérica. Dios y héroe cultural, muchas veces se piensa que fue una figura histórica divinizada. Lo cierto es que el culto a la Serpiente Emplumada llevaba siglos de historia, cuando de acuerdo a las crónicas del siglo XVI, se registra la aparición del mítico gobernante de Tula. Sin embargo, es necesario ahondar más en este aspecto para tener una comprensión cabal del asunto.
La deidad Quetzalcóatl
Sintetizando, Quetzalcóatl, fue el dios creador del hombre, el Señor de la Aurora y la Serpiente Nube de Lluvia. Fue el que dio al hombre el maíz, el pulque y el calendario. Su importancia era tal que lo convirtió en una deidad común entre diversos pueblos mesoamericanos.
Su culto durante los periodos Preclásico (2500 a.C.-200d.C.) y Clásico (200 d.C.-1000 d.C.) en Mesoamérica, tuvo elementos que simbolizaban la unión de las aguas pluviales y las terrestres. Esto fue de suma importancia para ciudades y poblaciones eminentemente agrícolas. La serpiente se identificaba con el agua que corre por la tierra, ríos y manantiales. Por otro lado, el bello plumaje verde del quetzal emulaba las nubes, las cuales surcan el cielo y son portadoras de la lluvia. Las representaciones conocidas en Teotihuacan, Xochicalco y Cacaxtla parecen haber atendido a ese carácter.
El emblema de la Serpiente Emplumada en Teotihuacan. Una hipótesis
En la Ciudad de los Dioses, la figura de la Serpiente Emplumada parece haber estado ligada no solo a lo religioso, sino también a lo político. Su imagen fue el emblema de lo que pudo haber sido una dinastía gobernante. Actualmente, los arqueólogos barajean la hipótesis de que Teotihuacan fue gobernada por un grupo de familias nobles dedicadas al comercio. Una de ellas usaba como insignia al propio Quetzalcóatl.
En el Templo de la Serpiente Emplumada, se asoció religiosa y políticamente a la deidad-emblema de este clan con el dios tutelar de la urbe, Tláloc. Esta suposición tiene más sentido si atendemos al hecho de que las pinturas, monumentos y esculturas de Quetzalcóatl, fueron destruidos y ocultos, como han demostrado las investigaciones arqueológicas. Esto habla de una posible disputa por el poder donde los del linaje de la serpiente fueron vencidos por las otras familias gobernantes. Y este dato es muy importante, como veremos a continuación.
Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl
Posteriormente aparecería la figura histórica de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. Por todos es conocida la leyenda del mítico rey-sacerdote de Tula. La historia aparece referida por diversos textos del siglo XVI y XVII, entre ellos los Anales de Cuauhtitlan, los informantes de fray Bernardino de Sahagún; la Relación histórica de la nación tolteca de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl y el Códice Durán.
Este gobernante, religioso y sabio reinó sobre Tula, de acuerdo a las ya mencionadas fuentes, aproximadamente en el siglo X d.C. Después de dirigir la ciudad con gran acierto y fomentar el culto al dios Quetzalcóatl, Topiltzin sufrió diversas intrigas políticas. Finalmente, sería engañado por Tezcatlipoca, quien lo embriagó con pulque. Abochornado por su falta, esto lo obligó a abandonar la ciudad. Al llegar a Coatzacoalcos, Veracruz, subió en una barca de serpientes. Al perderse en el horizonte del mar, se transformó en el fulgoroso Venus, no sin antes prometer que regresaría algún día por su trono.
Topiltzin Quetzalcóatl ¿Rey de Tula o de Teotihuacan?
Es aquí donde nuevamente surge una duda. Las fuentes indican que Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl fue señor de Tollan. La palabra se ha adaptado tradicionalmente como Tula, y refiere a la capital tolteca. Sin embargo, en realidad Tollan era un concepto que designaba sitios idílicos, así como ciudades que parecían encarnar dicha utopía, de forma similar como lo hacía la palabra polis en el griego antiguo.
Es así que existieron Tollan-Teotihuacan, Tollan–Tenochtitlan y Tollan-Xicocotitlan (la Tula histórica, el sitio arqueológico del estado de Hidalgo). El doctor Miguel León-Portilla hizo hincapié varias veces en esta situación. Inclusive llegó a identificar a la Tollan de Quetzalcóatl con Teotihuacan y no con Tula, ya que de acuerdo a las crónicas, se describía una magnífica ciudad de grandes dimensiones. Inevitablemente, esto nos hace pensar en la evidencia arqueológica encontrada en Teotihuacan, donde la lucha por el poder hizo que los monumentos de la Serpiente Emplumada fuesen destruidos.
El legado de Quetzalcóatl
Ya sea que Topiltzin Quetzalcóatl haya reinado sobre Teotihuacan o sobre Tula, es innegable que tuvo un impacto inmenso. Su asociación a la antigua deidad de la Serpiente Emplumada, conjugó en su figura lo divino, lo humano y lo histórico.
Las ciudades de los periodos Epiclásico (650 d.C.-850 d.C.) y Posclásico temprano (900 d.C-1200 d.C.), se asociaron a Quetzalcóatl con especial ahínco. El Tajín, Xochicalco, Cacaxtla y sobre todo, Tula, tenían monumentos y pinturas donde aparecía la deidad. Esta última urbe, gracias a su poderío militar y comercial, encarnó una realidad histórica y un mito de tal forma, que su legado se asoció al propio Topiltzin. También, gracias a la influencia tolteca, Quetzalcóatl se convirtió en una deidad de legitimidad política para los mixtecos, los mayas y sobre todo, los mexicas.
Fuente: MX DESCONOCIDO