GASTRONOMIA Y VIAJES

Pepitas, la botana mexicana de 10 mil años de antigüedad

Las pepitas han acompañado a los habitantes de lo que hoy es México durante 10 mil años, se trata de la botana nacional por excelencia y esta es su historia.

A 16 de octubre del 2024.- Hasta principios de la década del 80, era común ver al interior de los camiones de transporte público unos letreritos dirigidos a los pasajeros que decían: “si come pepitas, también cómase la basurita”. Es posible que tal llamado haya sido producto de la enorme popularidad de las semillas de calabaza como botana entre la población mexicana. 

Las cosas han cambiado desde entonces; las pepitas en definitiva ya no son tan populares como antaño. Según un reporte de la organización Hablemos Claro de Alimentos, las botanas más consumidas en México son en primer lugar las frituras de maíz, las papas fritas y en tercero las botanas de harina de trigo

Las pepitas eran envueltas en cucuruchos de papel de estraza

Pero hace unas décadas, cuando eran más populares y consumidas, cientos de mujeres se colocaban en las esquinas para ahí, con ayuda de un anafre, tostarlas con agua y sal, para luego envasarlas en cucuruchos de papel de estraza o periódico. 

El zoológico, plazas públicas, arenas de lucha libre, camiones, pero especialmente los cines, eran los lugares en donde la población mexicana consumía con fruición las pepitas, dejando, hay que contarlo, un rastro de cascaritas en bancas y pisos, de ahí que llegar a molestar a muchos. 

10 mil años de calabaza y pepitas

Para quienes no lo sepan estas botanas rara vez se venden peladas, hay que hacerlo con la dentadura, abriendo una a una con los incisivos hasta separar las dos válvulas de la cáscara, para luego tironear la semilla hasta el interior de la boca y así empezar a masticarlas. 

No obstante debe haber otras técnicas para pelarla, porque como dice el viejo dicho: “para comer pepitas y matar pulgas, cada quien tiene su mañita”. A fin de cuenta ha sido un alimento que ha estado aquí desde hace 10 mil años, obtenido con la domesticación de la calabaza. 

Un hostil fruto llamado calabaza

Tal proceso, el de domesticación, no fue para nada fácil. Los mesoamericanos sufrieron con las primeras especies de calabazas silvestres porque su pulpa era tóxica, les generaba diarreas y vómitos, según apunta la investigadora Nora Villamil.

Así que durante los primeros mil años estos humanos pudieron persistir en su intento de domesticación gracias al aliciente de obtener mientras las semillas de este hostil fruto. 

¿Pepitas en extinción?

Hoy casi no existe ningún puesto de pepitas callejero, apenas unas cuantas empresas se han animado a empaquetarlas para venderlas en tiendas de autoservicio y ya no se consumen ni en la lucha libre, los zoológicos y mucho menos en el cine, ¿será que están próximas a extinguirse? 

Fuente: MX DESCONOCIDO

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